Guerra de divisas

 Entre las muchas variables económicas que han visto su crecimiento dispararse en las últimas décadas, el comercio mundial puede ser una de las que mejor reflejen el auge de la globalización y la importancia de los países en desarrollo en el orden económico mundial presente y futuro. 

Los menores costes de mano de obra, el abaratamiento del transporte de mercancías y el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación han incentivado la deslocalización de fábricas y empresas hacia economías en desarrollo, lo que ha permitido que millones de personas en estos países salgan de la pobreza y, a su vez, ha permitido a muchos países desarrollados destinar la inversión a sectores más productivos, especialmente aquellos relacionados con la innovación tecnológica. Está dinámica ha hecho que muchos países en desarrollo acumulen grandes superávits por cuenta corriente y atesoren grandes cantidades de divisas extranjeras, a costa del déficit.

y la destrucción de empleo menos cualificado en los países importadores de mercancías y ahorro. Al igual que el nacionalismo político y el populismo, las políticas económicas nacionalistas y mercantilistas ganan fuerza en tiempos de crisis. Como veremos posteriormente, los episodios de guerras de divisas han coincidido con momentos de estancamiento económico o recesión así como con entornos de fragmentación social, descoordinación del poder político o conflicto internacional, lo que da lugar a la aparición de medidas proteccionistas, acusaciones de manipulación monetaria o toma de decisiones de forma unilateral, sin prever los efectos no intencionados sobre los demás.

Como nos enseña la teoría de juegos del recientemente fallecido John Nash, y aunque la guerra de divisas no es necesariamente un juego de suma cero, la solución cooperativa es la mejor para ambos. Pese a ello, los jugadores no siempre cooperan aunque ello vaya en contra del interés mutuo. De este modo, igual que la teoría aplicada a la Guerra Fría, la Guerra de Divisas y las políticas proteccionistas y mercantilistas que las acompañan suelen desencadenar, como afirma James Rickards (2012), la Destrucción Mutua Asegurada (mutually assured destruction, MAD). 

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El término Guerra de Divisas fue acuñado por el Ministro de Finanzas brasileño Guido Mantega en 2010 para denunciar el uso de la política monetaria como herramienta mercantilista que dañaba la economía brasileña, sin embargo este tipo de conflictos es antiguo y se ha producido en repetidas ocasiones a lo largo de la historia, como revisaremos en el siguiente capítulo, con consecuencias nefastas para el crecimiento mundial en todos los casos. 

 Cuando hablamos de guerra de divisas nos referimos a la lucha entre países por devaluar su moneda respecto a la de los demás. A través de dicha devaluación se produce una caída en los precios relativos, lo que encarece las importaciones y abarata las exportaciones del país que devalúa, haciendo aumentar su competitividad, provocando un superávit comercial y fomentando el crecimiento económico y el empleo en el país, a costa de sus competidores y socios comerciales.

Roubini, N. (2014). “The return of currency wars”. Project Syndicate 01/12/2014. 

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